Como en el caso de otras profesiones, dicen que futbolista se nace, pero soy de los que piensa que fundamentalmente se hace. Con la calidad incorporada de serie, es el caso del que casi nació con una pelota en los pies y que con 39 años lo ha vivido todo junto a la pelota en esa profesión que si bien no te da de comer si te alimenta de la vitamina más preciada, el amor y la ilusión por una pasión llamada fútbol.
Hijo de José Luís Méndez, directivo del Rácing durante 25 años; nieto de Perniche, leyenda racinguista de la época de los 50 y cuñado de Gontzal Sueiro, ex jugador también del Rácing de Ferrol en la segunda división, Popo, como le conocemos todos los aficionados al fútbol, es lo que se llama un futbolista de los pies a la cabeza. Por los pies porque su calidad esta fuera de toda duda y por la cabeza porque la pelota la lleva fijada de serie en la frente desde que era un niño.
Sinde, el Alcalde Manuel Candocia, A Pedreira, o ahora el artificial de O Cadaval conocen como se las gasta un futbolista de los de antes, de mucha calidad, pero también de raza. De esos que da igual una pachanga en la calle que el Santiago Bernabeu, si le ponen una pelota delante, la acaricia y a jugar.

Desde su primer equipo formando en las filas del colegio Lestonac, hasta sus ocho temporadas en Tercera División con Betanzos primero y Somozas después, consiguiendo el ascenso desde la Preferente, son muchos los clubes donde Popo a dejado su sello personal. El Galicia de Caranza que lo vio crecer en sus categorías inferiores, el Racing C. Ferrol donde llegó a entrenarse con la primera plantilla por aquél entonces en la segunda división y ya en el fútbol modesto, O Val, Galicia de Mugardos donde de nuevo lograría un ascenso a Tercera, Viveiro CF y CD Narón donde ahora es compañero de jóvenes futbolistas que ven en el a la voz de la experiencia, todos han marcado a un futbolista de los que se resiste a dejar la pelota, porque todavía le hierve la sangre cada vez que pisa el verde. Delantero, media punta y ahora reconvertido en medio centro, (a pesar de la ilusión los años no pasan en balde), no hay lesión que aparte a Popo de los suyos.
«Si estoy lesionado y puedo, voy igual a los entrenamientos, formo parte de un equipo, no entiendo el fútbol sin el sentido de la pertenencia al grupo». Popo echa en falta ese sentido en los jóvenes futbolistas, pero asiente también en que «ahora tienen muchas más cosas para hacer que hace años, no solo es el fútbol, en ese sentido es entendible».

Después de lo más duro de la pandemia que impidió al fútbol modesto y al resto en general, terminar las competiciones en la temporada 19-20 y tras una 20-21 en la que tampoco se pudo disfrutar en las categorías más modestas, Popo continúa por cuarta temporada defendiendo el amarillo del CD Narón en la Primera Galicia, un proyecto a donde llegó cuando el club militaba en la segunda autonómica para lograr el ascenso. Ahora Popo, ya solo piensa en volver a conseguirlo este año como objetivo y además poder disfrutar de la competición copera de Ferrolterra, algo que siempre le hizo especial ilusión. «Nos quedó esa espinita clavada de la última temporada que estábamos ahí para meternos en la final. Es una competición especial, se junta todo el fútbol de la comarca ese día y la verdad sería muy bonito poder jugarla y ganarla.
No sabemos si esta será la última temporada en activo de José Luis, pero de lo que si estamos seguros es de que esa retirada nunca lo será, porque como escribí unas líneas más arriba, Popo es futbolista de los pies a la cabeza y si no en sus pies, en su cabeza el fútbol está para siempre. Además, la continuidad parece estar asegurada, su hijo Nachete ya le da patadas a la pelota en los bejamines del CD Narón como su padre, vamos a ver si con su calidad, que no sería poco. La saga continúa.
Imágenes de José Luis «Popo» Méndez | Cedidas